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1811-10-26 (B)



Cabildo de la ciudad (junta de policía)



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La muy noble, muy leal, insigne e imperial ciudad de México, cabeza de los reinos y provincias de Nueva España, y en su nombre los señores presidente y vocales que componen la real junta de policía de esta corte, con anuencia del excelentísimo señor virrey de este reino, hacemos saber al piadoso vecindario lo que sigue

Entre los sucesos memorables a que han dado motivo las turbulencias interiores de este reino, ha sido uno de los más señalados el de la acción que sostuvieron las invictas armas del rey en el monte de las Cruces contra el excesivo número de insurgentes que acaudillaban el cura Hidalgo y demás cabecillas de la rebelión, así por el mérito de la batalla en sí misma como por las consecuencias que produjo, pues aunque los invasores se atrevieron a avanzar hacia esta parte para hacer la última tentativa de sus perversos designios, se retiraron poco después aterrorizados del escarmiento que habían experimentado, temiendo sufrir otros mayores, y desengañados de la constante y acendrada fidelidad de los habitantes de esta capital.
Fueron con efecto (y lo serán perpetuamente) dignos del mayor elogio los sentimientos de lealtad que sin excepción alguna manifestaron todos, así como su piedad cristiana y religiosa, corriendo intrépidamente a las armas los que podían tomarlas y acudiendo los demás a implorar los auxilios de la clemencia divina por medio de la protección maravillosa del portentoso simulacro de María Santísima de los Remedios, que por disposiciones superiores y con el posible sigilo se trasladó el mismo día a la santa iglesia catedral, donde se halla por librarlo de que lo robaran los malvados en el distante e indefenso lugar de su santuario.
Variando momentáneamente el semblante de las cosas con el retiro de los rebeldes, escarmentados por nuestras valientes tropas y con la confianza que inspiraba la presencia de la santísima imagen de los Remedios en un pueblo tan piadoso y católico, se restituyó instantáneamente también la tranquilidad en esta capital, convirtiéndose en el gozo más puro el temor que había infundido en el sexo débil la cercanía de los perturbadores del orden y sosiego público.
Empeñada nuevamente nuestra común gratitud a la visible protección del altísimo por medio del portentoso simulacro de nuestra señora de los Remedios, a instancia de una persona piadosa, conformes los pareceres del ilustrísimo y venerable señor deán y cabildo sede vacante de esta diócesis, y el de la nobilísima ciudad, se ha acordado celebrar un solemne aniversario en la santa iglesia metropolitana la mañana del día treinta del presente, en acción de gracias por tan glorioso suceso.
Y para que llegue a noticia de todos, esta real junta de policía ha resuelto que promulgado por bando se fijen y circulen los ejemplares correspondientes, no dudando que los vecinos de todas clases y el piadoso público de esta capital harán más meritoria y plausible esta función religiosa, uniendo sus votos al sacrificio incruento que ha de celebrarse, esperando de su afecto a la soberana imagen adornarán sus casas voluntariamente, según su devoción, desde la tarde y noche de la víspera, con luces y cortinas como lo han acostumbrado en semejantes casos. México, 26 de octubre de 1811.

Ramón Gutiérrez del Mazo
Antonio Méndez Prieto y Fernández
Francisco Josef de Urrutia
Manuel de Cuevas Monroy Guerrero y Luyando
León Ignacio Pico
Agustín del Rivero
Francisco Cortina González
Manuel Francisco del Cerro
Por mandado de la junta
Francisco Xavier Benítez



BNM, fondo reservado, colección Lafragua, 395


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